El camino hacia la felicidad

Jacques Philippe
LA FELICIDAD DONDE NO SE ESPERA. MEDITACIÓN SOBRE LAS BIENAVENTURANZAS
Madrid, Rialp, 2018

Aunque es verdad que los seres humanos tenemos constancia probada de la posibilidad y de la necesidad de alcanzar un nivel aceptable de un bienestar durable, también es cierto que, para lograrlo, hemos de aceptar los estrechos límites de nuestros espacios, superar las arduas dificultades de nuestros tiempos, dominar a los feroces enemigos de nuestra identidad y pagar los altos costes del desánimo, de la indolencia o de la apatía: para alcanzar algunas parcelas de felicidad, no tenemos más remedio que trabajar, luchar y sufrir.

Hemos de reconocer, también, que, a veces, hemos gozado de esas chispas instantáneas, conmovedoras y fascinantes, que nos producían, por ejemplo, una simple mirada, un gesto complaciente, una sosegada meditación, una compañía grata, un intenso silencio o la armoniosa cadencia de una melodía musical. Pero hemos de ser conscientes de que son múltiples las dificultades para encontrar esos caminos que nos conducen a la felicidad verdadera, honda y estable, de la vida individual, de la armonía familiar y de la convivencia colectiva.

En este libro, escrito por Jacques Philippe, sacerdote miembro de la Comunidad de las Béatitudes, podemos encontrar unas válidas orientaciones sobre el bienestar, esa meta suprema y ese objetivo irrenunciable que, tenaz y paradójicamente, perseguimos recorriendo los caminos zigzagueantes de un mundo dislocado y de un universo desarticulado. Su manera sencilla y profunda de explicar y de aplicar los mensajes de las Bienaventuranzas puede ayudarnos, en mi opinión, para encontrar las claves de la vida espiritual, de la santidad y de la fecundidad pastoral, esas sendas que nos conducen a la auténtica felicidad. Recordemos la insistencia con la que el papa Francisco repite que este es el camino adecuado para lograr la verdadera felicidad y el único medio para reconstruir la sociedad. Estas pautas, como nos dice el autor, constituyen “más que un código de conducta, un camino hacia la felicidad del Reino, un itinerario de unión con Dios y de renovación interior de la persona”. No podemos abdicar de la profunda convicción de que, en estas palabras de Jesús de Nazaret, se encierran las fórmulas para localizar unos tesoros humanos -los más valiosos- que no pueden ser devaluados por el desgaste de la rutina, por el deterioro de las enfermedades ni, siquiera, por la decadencia de la senectud.

José Antonio Hernández Guerrero

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