Vejer acogió la celebración anual de la Vigilia de Espigas

Durante la noche del sábado 7 al domingo 8 de julio se celebró la tradicional Vigilia de las Espigas que cada año organiza el Consejo diocesano de la Adoración Nocturna Española de Cádiz y Ceuta para agradecer a Dios los frutos de la tierra.

En esta ocasión, con la presencia de las Secciones de Cádiz, Puerto Real, Chiclana, Tarifa, San Fernando, Barbate, Facinas, Ceuta y Vejer que ejerció de anfitriona, se celebró en el Santuario de Ntra. Sra. de la Oliva, de la localidad de Vejer de la Frontera.

Despuntando el alba, el Rvdo. D. Guillermo Domínguez, consiliario diocesano de la Adoración Nocturna, impartía la Bendición Eucarística sobre los campos de nuestra diócesis y sobre toda la actividad humana que, gracias a la Providencia, hace posible que del “fruto de la tierra y del trabajo del hombre” podamos obtener lo necesario para nuestro sustento.

Culminaba así la Vigilia de las Espigas 2018 que había comenzado la noche anterior, sobre las 23.30 horas, con la celebración de la Santa Misa presidida por el párroco, Rvdo. D. Antonio Casado Delgado, y concelebrada por el consiliario diocesano.

Tras velar al Santísimo Sacramento durante toda la noche, se procedió al rezo del Santo Rosario y la oración de Laudes, siguiendo con la procesión y bendición de los campos, desde la explanada del Santuario.

En los turnos de adoración, además de la acción de gracias a Dios, oraron por todas las necesidades de nuestro pueblo, de manera singular pidieron al Señor para que a nadie le falte un trabajo estable que le posibilite el digno sustento personal y el de su familia.

Fue una noche realmente santa, con Jesús Sacramentado como único centro de su vela; aprendiendo de Él, fuente del amor divino, cómo hemos de mirar a nuestro prójimo con ojos de misericordia y compasión fraterna. Haciendo nuestros sus anhelos y sufrimientos, y pidiendo la luz y la fuerza que nos ayuden a “no pasar nunca de largo ante el sufrimiento humano”.

Sería deseable y hermoso que, en todas las parroquias, se pudiera establecer un turno de la Adoración Nocturna que, durante el resto del año y hasta la próxima Vigilia de Espigas, con los demás adoradores de la diócesis siguieran cumpliendo, en nombre de toda la Iglesia, el mandato del Señor de orar sin interrupción, día y noche, a Dios Padre, por medio de Jesucristo, en el Espíritu Santo.

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