La Trinidad, un modelo de vida humana

Giulio Maspero
La Trinidad explicada hoy
Madrid, Rialp, 2018

A pesar de que el autor reconoce que la Teología ha de aplicar una Filosofía y otras Ciencias Humanas, no cae en la frecuente tentación de dejarse dominar por ellas. Las utiliza “convenientemente” sabiendo que el estudio sobre un Dios revelado ha de apoyarse en un Ontología diferente a las distintas escuelas filosóficas medievales, modernas o contemporáneas. Siguiendo como él mismo indica a Benedicto XVI, nos propone que identifiquemos la esencia en la relación más que en el ser. En mi opinión, este tratado sobre la Trinidad, que conecta la teoría teológica con la práctica cristiana, en especial con la vida de oración y con la celebración eucarística, es serio, profundo y claro a pesar de su brevedad.

Partiendo del supuesto de que, para conocer la naturaleza del misterio, se ha de “re-velar” más que “des-velar”. Prescindiendo de las concepciones mágicas, fantásticas y fabulosas, nos ofrece un bosquejo de la Historia de la Revelación trinitaria en Jesucristo, en esa persona que, precisamente por ser la encarnación de Dios, genera en nosotros una nueva relación humana gracias a la participación vital con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo.

Tras detallar las etapas de ese encuentro entre el pueblo y Dios, nos explica cómo, a pesar del progresivo proceso de espiritualización, se nos van “re-velando” los atributos divinos -la omnipotencia, la omnipresencia, la sabiduría- mediante la Palabra de Jesús. A través de su persona, palabra hecha carne, se comunica a la humanidad la Trinidad que es respondida mediante la fe de la Iglesia.

En mi opinión, resulta especialmente clarificadora la afirmación de que la esencia del cristianismo no es simplemente una doctrina filosófica, ni siquiera un conjunto de pautas morales sino la persona de Cristo que se revela como el Hijo Eterno del Padre, una realidad que el autor, apoyado en la lectura del Evangelio y en la relectura de los primeros Padres de la Iglesia, de Irineo, Tertuliano, Clemente y Orígenes, el Concilio de Nicea, Atanasio, los Capadocios y el Concilio de Constantinopla.

Pero, a mi juicio, la aportación más importante de este libro es esa serie de propuestas que nos ofrece para orientar nuestra visión y nuestros pasos hacia una concepción trascendente de la existencia humana individual, familiar y social. Situándose en esta perspectiva trinitaria, el autor, profesor de Teología, no sólo reformula nuestra visión de la divinidad, sino que, además, ilumina la naturaleza -reflejo de las perfecciones de su Creador- y a los hombres -creados a imagen y semejanza de la Trinidad-. De manera rigurosa, y, al mismo tiempo clara, llegamos a la conclusión de que los seres humanos orientamos -hemos de orientar- nuestros pasos como personas individuales estrechando nuestras relaciones familiares -paternidad, maternidad y filiación- y sociales -espirituales y amorosas-. María es, efectivamente, el espejo que mejor refleja la Trinidad. Esta obra, que evita un lenguaje estereotipado, además de proporcionar sugerencias a los profesores de Teología, puede ser un instrumento útil para la predicación, para la catequesis e, incluso, para la lectura, en unos momentos en los que constatamos un retorno de la búsqueda espiritual.

José Antonio Hernández Guerrero

Comentarios cerrados.