Ignacio Amorós y Alfonso Sánchez-Rey
Se buscan rebeldes y luego… que sea lo que Dios quiera.
Madrid, Rialp, 2018
En mi opinión, para interpretar de manera correcta y para valorar de forma adecuada los contenidos y el lenguaje de este libro, hemos de aplicar dos criterios: uno teológico y otro pedagógico. El primero se refiere al concepto de vocación cristiana y, más específicamente, a la entrega sacerdotal, y el segundo, al género didáctico -al “estilo”- en el que está redactado. Hemos de partir del supuesto de que la vocación sacerdotal no es un impulso espontáneo que se siente en un momento determinado sino, por el contrario, un proceso dinámico, un intercambio comunicativo o, mejor, un diálogo progresivo entre Jesús que llama y el creyente que responde. Los contenidos de esta conversación -“conversión”- son la maduración de la fe, el desarrollo de la esperanza y, sobre todo, el crecimiento del amor.
En segundo lugar, hemos de tener en cuenta que el procedimiento más eficiente para transmitir mensajes -para aprender y para enseñar- es la narración de historias personales. Toda la tradición retórica, bíblica y pedagógica confirman que aprendemos copiando modelos ejemplares: imitando los comportamientos.
Los relatos sobre las tan diferentes formas de responder Jairo, Álvaro, Carlinhos, Enock, Carlos, Masahiro y Javier a la llamada de Dios tienen en común la generosidad, la valentía y, sobre todo, las insaciables ganas de luchar por su bienestar y por el de las personas que les rodean. Pero, a mi juicio, la fuerza de estos comportamientos se evidencia gracias a la habilidad con la que sus autores, Ignacio Amorós, alumno del Seminario Internacional Bidasoa, y Alfonso Sánchez – Rey, párroco de Nuestra Señora de la Moraleja (Madrid), relatan unas vidas diferentes cuyo denominador común es el seguimiento, la amistad y la entrega apasionadas a Jesús de Nazaret, y la decisión de servir, de ayudar y de amar a los hombres y a las mujeres con los que convivimos, luchamos, sufrimos y disfrutamos. Sí; este libro es una colección de historias apasionantes que, además de despertar nuestro interés y mantener nuestra atención desde las primeras palabras, además de excitar nuestra curiosidad por descubrir recintos secretos y mundos lejanos, estimula nuestros deseos de vernos reflejados en los comportamientos de esos jóvenes que desvelan enigmas de nuestras propias vidas e identifican el fondo del misterio que encierran nuestros comportamientos. Y es que, efectivamente, estos ejemplos ejercen un intenso poder para transformarnos, no sólo porque nos conmueven sino porque, además, nos hacen reflexionar y actuar.
José Antonio Hernández Guerrero
