La íntima conexión entre la amistad con Jesús y el compromiso con los hombres

Luigi Giussani
Una extraña compañía
Madrid. Encuentro, 2018

Confieso que, al ritmo en el que he ido progresando en la lectura de este libro, se me han ido disipando las sorpresas que las informaciones periodísticas me habían producido sobre la creciente aceptación del movimiento “Comunión y Liberación” entre los profesores y los alumnos universitarios de diferentes países. Tanto las ideas del prólogo -elaborado por Julián Carrón- como las reflexiones de las homilías de Luigi Giussani y los contenidos de las cuestiones planteadas en los sucesivos Ejercicios Espirituales ponen de manifiesto la notable influencia que han ejercido esos Encuentros en los que se crearon una atmósfera propicia para la reflexión serena, para la participación activa, para el debate serio y para la comunicación enriquecedora. He llegado a la conclusión de que, en el núcleo de las enseñanzas transmitidas por este sacerdote milanés, late intensamente un principio activo -una idea germinal- que dota de vitalidad a todo su discurso y a toda la trayectoria de este movimiento eclesial. Me refiero a la íntima conexión que él establece entre los mensajes fundamentales del Evangelio y las aspiraciones irreprimibles de los seres humanos: a esos deseos de crecer para llegar a ser uno mismo, a esas ansias de encontrar el camino que nos liberare de la angustia de la soledad, a esa necesidad de descubrir la íntima conexión entre la amistad con Jesús y el compromiso con los hombres.

En mi opinión, una de las claves que explican el interés que despiertan las ideas aquí explicadas es la claridad y la fuerza -“luz y energía”- con la que descubren la dimensión “afectiva” de la relación con Cristo y, en consecuencia, de los vínculos de amor que la fe establece con los demás hermanos. Un amor que desborda, aunque los contenga, todas las demás tareas de la vida individual, familiar y social. Es ahí donde se nutren las raíces de otros comportamientos peculiarmente cristianos como son, por ejemplo, el perdón efectivo, la humildad sincera, la autenticidad radical, la alegría sosegada y, en resumen, esas virtudes y esos valores que constituyen el caudal más rico del patrimonio humano que nos libran de la contradicción y de la inseguridad en un mundo presuntuoso y autista que tan fácilmente nos engatusa.

Especial importancia alcanza, a mi juicio, la manera extremadamente clara con la que en este libro se explica cómo la aceptación confiada de las palabras de Jesús y, sobre todo, el permanente trato de amistad con Él -“compartiendo realmente la vida”-, constituyen las únicas sendas para rescatar la confianza en la Iglesia como comunidad, como fraternidad, como Comunión, como un modelo de vida que, paradójicamente, nos hace más libres. En esta obra se pone de manifiesto que Luigi Giussani, además de teólogo, sacerdote y profesor, es un impactante pedagogo que, con su palabra clara y con su pensamiento crítico, nos muestra y nos demuestra que podemos -“debemos”- alimentar la esperanzada confianza en la posibilidad de salvar la vida viviéndola en compañía de Cristo.

José Antonio Hernández Guerrero

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