Una generosa llamada para que los lectores jóvenes adquieran conciencia de los valores alojados en su mundo interior

Antonio Crespillo

Tu buen amor propio. Un libro para jóvenes que saben lo que valen

Madrid, Rialp, 2019

Admito que los factores que me han movido a leer y a releer este libro han sido, quizás, los menos importantes como, por ejemplo, el sorprendente título Tu buen amor propio-, su inusual subtítulo –Un libro para jóvenes que saben lo que valen- su atractiva maquetación, su original diseño editorial, y, sobre todo, la redacción del texto en frases cortas, en sustanciosas píldoras cargadas de mensajes que estimulan el pensamiento pausado, la serena crítica y, sobre todo, la saludable autocrítica. Tras su lectura he de reconocer que, además de ser una obra grata a la vista e incitante para la imaginación, proporciona un notable caudal de riqueza por sus contenidos humanos, por la aportación de sus consideraciones psicológicas y, sobre todo, por sus sugerentes llamadas a la introspección. Es una generosa llamada para que los lectores jóvenes adquieran conciencia de los valores alojados en su mundo interior, en las emociones y en los sentimientos, esos impulsos que orientan y alimentan sus vidas.

Tras señalar al amor -amar y ser amado- como punto de partida del apasionante itinerario que conduce a la felicidad, Antonio Castillo, doctor en Biología y licenciado en Psicología, explica con detalle y con amenidad cómo, el corazón es el lugar donde residen la intimidad, los afectos, las pasiones y las vivencias más entrañables del alma. Me llama la atención su manera sencilla de abordar el sentido humano de la feminidad y de la masculinidad. Oportuna, a mi juicio, es su reflexión sobre la voluntad, -ese “músculo que cuanto más se ejercita, más se desarrolla”- y me parece acertada su manera matizada de reflexionar sobre el cultivo de las aptitudes, sobre la práctica de las aficiones y sobre el desarrollo armónico de las capacidades y de los valores personales.

Aun teniendo en cuenta que el mensaje fundamental de este libro tiene como finalidad que, conscientes de sus posibilidades y de sus limitaciones, orientemos –los jóvenes y los mayorcitos- todos nuestros esfuerzos a la construcción de unas vidas lograda, mediante un proceso continuo de maduración y de crecimiento realmente humanos, me han parecido oportunas sus advertencias sobre los mortales riesgos de caer en el abismo del alcohol y de las drogas: “Divertirse es necesario. Hay una gran salud psíquica en reírse. Nos gusta estar con nuestros amigos/amigas y pasarlo bien. La diversión no es sólo recomendable sino necesaria para un espíritu libre, social y responsable. Los juegos los han practicado todas las culturas. Ahora bien, para distraerse no es necesario ofender a los demás ni hacerse daño a ti mismo”. (p. 186)

En mi opinión, este libro es, puede ser, un regalo para los jóvenes que, al comienzo de, nuevo curso, en medio del barullo de los estudios y de la algarabía de las fiestas, dispongan de minutos para, abriéndolo por cualquiera de sus páginas, lean esos breves y oportunos pensamientos que les ayuden a penetrar en el centro de sus vidas, en el núcleo de sus preocupaciones y les orienten para seguir el proceso de maduración y de crecimiento realmente humanos, para que tomen el pulso de sus vidas interiores, construyan su identidad y cincelen el yo.

José Antonio Hernández Guerrero

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