Manos Unidas lanza una llamada al cuidado del planeta

El cuidado de la «casa común» es algo más que mero ecologismo. Así lo pone de manifiesto la Campaña 61 de Manos Unidas que hace referencia a las consecuencias del  modelo de vida dominante, nuestro consumismo, las estructuras de poder y la cultura del derroche en la que vivimos, que provocan, como señala el Papa, el actual deterioro medioambiental y las crisis humana y social que lo acompañan y refuerzan (Laudato Si’ 5).

En la explicación de esta campaña, esta ONGD de la Iglesia Católica apunta que «la pérdida de biodiversidad, la contaminación o la sobreexplotación de los recursos naturales destruyen la creación y provocan pobreza, enfermedades, hambre y sed que sufren, sobre todo, las comunidades más vulnerables.  

Para afrontar ambas crisis, humana y ambiental, Manos Unidas promueve una cultura ecológica: ser inquilinos y cuidadores en lugar de dueños y dominadores del mundo; luchar por la vida digna de todas las personas; considerar las consecuencias medioambientales de nuestras iniciativas; gestionar de forma integral los recursos naturales; comprometernos con los pequeños agricultores y la agroecología y apoyar a los migrantes que se han visto obligados a abandonar sus hogares por causas medioambientales. Porque quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú».

 

 

Asimismo, en su Informe a Fondo sobre la Campaña Manos Unidas  señala que dedicar este año su campaña «al deterioro de la «casa común» y sus consecuencias para las personas –sobre todo para las más pobres– nos parece plenamente justificado, considerando tanto la creciente preocupación de la comunidad internacional sobre esta cuestión como la reiterada llamada eclesial recogida en la encíclica Laudato si’ o en el Sínodo Amazónico para que entendamos el grito de la tierra y el grito de los pobres como las dos caras de una misma realidad«.

Señala además, este Informe como, realidades como el calentamiento global, la deforestación o la contaminación, tienen una relación directa en el aumento de las cifras del hambre y de la pobreza y, de manera más acuciante, allá donde trabaja Manos Unidas. Por todo ello, indicen en la necesidad de «tomar, cada persona según sus circunstancias, decisiones valientes que hagan que nuestra huella personal dibuje una nueva senda hacia un mundo más sostenible. Eso requerirá de nosotros un cambio profundo en de- terminadas actitudes: de dueños, propietarios y dominadores del mundo, pasar a ser inquilinos, moradores y cuidadores que luchan por una vida digna para todas las personas». 

Manifiesto de la Campaña

Informe 

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