Saborear y rumiar en familia la Palabra de Dios

Mercedes Lozano/Álvaro Gómez-Ferrer (eds.)

Oración en familia.

Para familias y pequeñas comunidades

Madrid, PPC, 2019

         Si es cierto que, en cualquier momento, la oración en familia es una práctica beneficiosa para la salud espiritual, en esta situación de “clausura” obligatoria en el hogar es especialmente oportuna, importante y necesaria para la convivencia durante todo el día. Esta circunstancia, al mismo tiempo que nos ofrece mayores facilidades para relacionarnos y para compartir experiencias, nos permite dedicar más tiempo a escuchar la Palabra de Dios y a unir nuestros sentimientos y nuestras palabras para alabar, dar gracias y pedir ayudas.

Este libro, que es una revisión actualizada de aquel otro que publicó Manuel Iceta en 1979, presenta unos esquemas prácticos y proporciona unas ideas valiosas para “celebrar” los momentos de oración como encuentros familiares “festivos”. Tras un explicación clara del método, traza unas orientadoras pistas para penetrar en nuestro interior y para compartir vivencias de fe, para orientarnos en el camino de acercamiento a Dios a través de la unión de los padres, los hijos y los hermanos.

Como nos dicen sus editores, Mercedes Lozano y Álvaro Gómez-Ferrer, el libro es para la familia un instrumento de fe y de comunión y una ocasión para saborear y rumiar en lo profundo la Palabra de Dios, para, reunidos, robustecer y para conformar la vida con sus designios. Explican cómo sus veinticinco esquemas de oración fueron las respuestas, los hallazgos, los regalos y las gracias que les hizo el sacerdote marianista Manolo Iceta. Les han servido para facilitarles la oración, acompañados de sus hijos Mercedes, Natalia, Álvaro y Guillermo que, respectivamente, tenían 13, 12, 8 y 4 años. En reuniones periódicas, cada uno se encargaba de una tarea como, por ejemplo, hacer la lectura, preparar la música, copiar las letras, elegir el lugar…

Partiendo del supuesto fundamental de que la unión con Dios no es mera actividad individual sino una acción de Iglesia, el autor nos ofrece unos instrumentos útiles para facilitar la tarea de “prefigurar la familia del futuro, la que recogerá lo esencial, lo que no pasa; pero es nuevo cada día, como nuevo es el amor, como nuevo es el buen Dios, para quienes le aman cada día”.  Como es natural, las oraciones están inspiradas en las palabras, en los gestos y en la vida de Jesús de Nazaret, en la historia viva del Evangelio que hemos de repetir los cristianos.

José Antonio Hernández Guerrero

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