Segundo testimonio de nuestros seminaristas y diáconos en el #seminariosiguencasa. Hoy le toca el turno a Daniel Robledo, uno de nuestros diáconos:
«En esta situación dolorosa, dramática, que vivimos todos padeciendo esta crisis sanitaria, debo dar muchas gracias a Dios. De entrada, porque puedo comulgar cada día, pues tengo la parroquia bajo mi casa y a mi disposición. La oración y el estudio van ocupando la mayor parte de las jornadas, pero no falta la posibilidad permanente de ayudar en las tareas domésticas. También, cómo no, es momento de sembrar un poco de esperanza enmedio de la familia, mostrando gestos de afecto y cariño continuamente. Siempre, eso sí, se guarda algo de tiempo para el apostolado epistolar y el de redes virtuales (eso formará siempre parte de nuestra ilusionante vida)
¡Fieles en la oración y alegres en la lucha! ¡Ánimo: todo lo podemos en Aquel que nos conforta!
