Hoy os traemos el testimonio de Daniel Gutiérrez, seminarista de tercer curso, que está pasando el confinamiento en su casa junto a su familia:
Hermanos en la fe, os escribo desde mi casa, desde donde estoy viviendo con mi familia este confinamiento. Estamos como la primera Iglesia, en las casas, en lo oculto, pero trabajando. Desde que todo esto comenzó me veo identificado con el discípulo amado, con San Juan. Ahora estamos ante la cruz, ante la muerte, pero a nuestro lado esta esa Madre dolorosa y, en el centro, el Señor crucificado.
Fiel al Señor, acojo en mi casa a mi Madre, a la Dolorosa. Sé, que Ella esta con nosotros, porque ¿Qué madre no sufre cuando ve a un hijo sufriendo? Ella está con nosotros. No olvidemos, que Juan, está también presente en la mañana de la resurrección. Nosotros, en medio de todo esto debemos ver que Cristo ha muerto por nosotros, y que ha resucitado ¡Cristo está vivo! No olvidemos que él muere para salvarnos a todos.
En estos momentos busquemos la santidad en lo pequeño, en lo cotidiano. ¡Pongamos amor a todas las obras!, y así serán grandes, y servirán para nuestra santificación. Y por ultimo, no podemos dejar en estos días difíciles de pedir los unos por los otros, por eso, estoy pidiendo por todos los que nos ayudan, por los difuntos, pero también y de modo especial por toda la feligresía de Solagitas y de San Juan, y por todos vosotros, que en estos momentos difíciles no estamos recibiendo al Señor sacramentado, ni tampoco podemos acudir a las Iglesias, por cuidar nuestra salud, ya que esta permitido. ¡No perdamos la esperanza! Cristo está con nosotros y su Madre nos lo anuncia.
