Claves para reencontrar las ilusiones perdidas

Damián Fernández Pedemonte

La segunda conversión

Madrid, Rialp, 2020

En esta ocasión -y no sólo guiado por el título ni siquiera por la declaración del autor- reconozco que los destinatarios explícitos de este libro son los creyentes cristianos que, tras una trayectoria de vida orientada por las pautas de Jesús de Nazaret, se sienten desanimados y faltos de ilusiones para mantener sus iniciales compromisos. Las diferentes reflexiones se dirigen a quienes, ante los cambios de los nuevos tiempos experimentan cansancio, aburrimiento y desilusión. El profesor Damián Fernández Pedemonte, especialista en comunicación, tras un análisis minucioso de este “comprensible” estado de ánimo y, consiguientemente, de esta “crisis” espiritual, proporciona una oportuna exégesis del texto evangélico que relata el encuentro, la conversación y la discusión que mantuvieron aquellos dos discípulos de Emaús con Jesús.

Aunque es cierto que el objetivo y el contenido fundamentales de este libro son “re-evagelizadores” porque se proponen ayudar en el proceso de la “segunda conversión”, me permito confesar que me ha sorprendido la habilidad y la eficacia con la que el autor apoya sus análisis en consideraciones ascéticas siguiendo diferentes criterios antropológicos, sociológicos, psicológicos y literarios. Fíjense, por ejemplo, en sus atinadas referencias al uso simbólico del camino y del peregrinaje en nuestra cultura occidental y en la tradición religiosa judía y cristiana: la Odisea,  el Mio Cid, Divina Comedia, Don Quijote, la Biblia y los Evangelios que narran, como es sabido, el camino de Emaús.

Especial importancia posee, a mi juicio, sus reflexiones sobre la conversación con Jesús de Nazaret como el cauce y como la clave para reencontrar y para comprender el sentido hondo de los episodios cotidianos que, en nuestro mundo, en nuestra Iglesia, en nuestra familia y en nuestro trabajo, quizás hayan perdido significados a la luz de nuestros razonamientos pero que recobran su sentido iluminados por los mensajes evangélicos. Como afirma textualmente el autor: “A veces Dios habla con la contrariedad. Cada vez que aparece la cruz en nuestras vidas viene acompañada de un llamado de Dios para tomar la cruz y seguirlo. Dios quizás nos trate un poco como a su Hijo el Amado, a quien no le ahorró el dolor. Volver a mirar desde la perspectiva de Dios esas contradicciones permite descifrar un deseo de Dios hacia nosotros”.

Es posible, por lo tanto, que observando estas situaciones molestas, dolorosas y, a veces incomprensibles desde una perspectiva más distante y, sobre todo, más elevada, descubramos que estos días de desconcierto y de depresión son -puede ser- más fecundos que otros que, real o aparentemente, nos resultaron más gratificantes.

José Antonio Hernández Guerrero

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