Los internos de Botafuegos se encomiendan a Fray Escoba

Durante éste tiempo de pandemia, la Pastoral Penitenciaria de nuestra diócesis no ha parado de trabajar a favor de nuestros hermanos privados de libertad. Tantos los capellanes trinitarios como los voluntarios han estado a disposición del Centro Penitenciario, escuchando y acompañando a familiares de internos, ofreciendo ayudas a todos los que salían en libertad, acompañando sus casos y escribiéndole cartas de ánimo y esperanza.

Muchos de los internos manifiestan a sus familiares la necesidad de participar en la Santa Misa y en los cenáculos de oración en la capilla de Botafuegos. Un gran número de internos han mantenido su oración personal y comunitaria con algunos de sus compañeros de módulo. Es más, en sus oraciones se han acogido a la intercesión de San Martín de Porres, un santo que poco a poco se está ganando los corazones de los internos de la prisión.  En una de las últimas cartas que le ha escrito el capellán les decía lo siguiente:

“Algunos compañeros que han salido en libertad me cuentan que muchos de vosotros os estáis encomendando a fray Escoba, un gran intercesor para los enfermos y en momentos de epidemias. Éste santo mulato, entraba en las prisiones para socorrer a los más necesitados y hablarles a todos sobre Dios. Os cuento una anécdota de él. En el siglo XVI que era cuando él vivió, el régimen penitenciario permitía el intercambio de una persona por otra, es decir, que una persona de la calle podía ocupar el lugar de un interno. En muchas ocasiones fray Martín ocupó el lugar de muchos internos, para que éstos pudieran acudir a situaciones extremadamente buenas o malas dentro de sus familias. Hay que recalcar el gran amor y el riesgo que fray Escoba corría al realizar éstos intercambios, porque si el interno no regresaba, él tendría que cumplir la condena correspondiente al interno por el que se había intercambiado.  Los internos siempre regresaban. Qué cercano ha sido Dios con el mundo penitenciario y cuantas buenas personas ha mandado para dulcificar la situación tan dolorosa de verse privado de libertad. Os mando una estampa de él, para animaros a seguir encomendándonos a él. Acordaros que hay un refrán que dice: -A quien buen árbol se arrima, buena sobra le cobija- “.

Ya se han abierto las puertas de la prisión para poder hablar con los internos en locutorio, esperamos que dentro de muy poco, podamos entrar y comenzar con nuestro ritmo normal de celebraciones, catequesis, formación, cursos, acompañamientos personales… Además, durante éste año pasado, los trinitarios han estado arreglando la capilla de la prisión, convirtiéndola en un espacio acogedor de oración para que los internos puedan encontrarse con el Señor. Será bendecida en la próxima visita que nuestro obispo haga al Centro Penitenciario.

También hay que decir que, Gracias a Dios y a las medidas de prevención de Instituciones Penitenciarias, el Covid 19 no ha entrado en la prisión de Botafuegos.  Continuamos en oración a favor de nuestros hermanos privados de libertad y pedimos a San Martín de Porres, que todo llegue a la normalidad y en especial que proteja a todas las personas más vulnerables de nuestra sociedad.

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