Mons. Zornoza agradece la labor y el esfuerzo de los profesores de Religión en estos tiempos de pandemia

Un nutrido grupo de profesores de Religión de nuestra diócesis, en representación de todos, recibieron el Envío o Missio canónica para este curso particular que ha comenzado.

Durante la celebración de la Santa Misa, presidida por el obispo diocesano, en la Catedral de Cádiz, los profesores renovaron su compromiso y fueron enviados mediante Rito de la Missio canónica al mundo educativo donde desarrollan su labor profesional.

Mons. Zornoza lamentó no poder celebrar, como es costumbre, este acto en las distintas zonas de la diócesis y junto a todo el profesorado de Religión Católica, debido a las limitaciones impuestas por la situación actual. Como alternativa y para poder llegar a todos, el obispo diocesano ha escrito una carta dirigida a todos los docentes, que les llegará junto con su documento de la Missio. El mensaje de esa carta es precisamente un agradecimiento a la labor que realizan los profesores, a la vez que un impulso para seguir en el esfuerzo de educar en estos particulares momentos.

Alrededor de 65 profesores de Cádiz, Bahía, La Janda y Campo de Gibraltar, acompañados por la delegada diocesana de Enseñanza, Pilar Macarro, recibieron asimismo el documento que atestigua su envío diocesano.

 

Carta circular a los profesores de Religión Católica
Diócesis de Cádiz y Ceuta

 

Queridos profesores:

Ha llegado el momento de recibir vuestra Missio por la que sois enviados por la iglesia para este trabajo que realizáis con constancia y entrega, una labor evangelizadora que constituye vuestra misión eclesial. Este curso no podemos reunirnos todos, como es habitual, para orar juntos invocando la fuerza del Señor, y compartir gratos momentos de convivencia, poniendo en común nuestros deseos, retos y recursos.  Es mi deseo, por tanto, llegar personalmente a todos con esta carta para alentaros en el desempeño de vuestra labor reiterando de este modo la gran confianza que la Iglesia deposita en vosotros, mas necesaria aún que en otras ocasiones, pues hemos vivido un curso duro con la pandemia y con las enmiendas presentadas a la nueva ley de Educación, que sigue su curso y trámite.

La situación de incertidumbre que padecemos nos urge a llenarnos de ánimo para aprovechar el tiempo y afrontar los acontecimientos con disponibilidad y capacidad de servicio, confiando siempre en la ayuda de Dios y su amorosa providencia. “Para los que aman a Dios, todo sirve para bien” (Rm 8,28). Igualmente requiere de vosotros, profesores de religión, un especial esfuerzo, entrega, disponibilidad, gran deseo de aprender y de estar presentes en la clase, así como en las plataformas de transformación digital, en el continuo aprendizaje de nuevas metodologías. Todo ello es necesario para que el testimonio del anuncio en la esfera educativa se visibilice y cuente. Este esfuerzo de formación permanente se verá recompensado en la credibilidad y competencia de vuestro servicio, tan valorado ya por la diócesis y por cuantos os conocen en vuestro ámbito de trabajo, pues forma parte de vuestro testimonio cristiano.

No olvidemos que estamos viviendo un momento providencial, como ha expresado repetidas veces el reciente magisterio de la Iglesia, aunque nos abrumen a veces las dificultades. Es un tiempo en que la Iglesia se abre a la llamada de una renovación profunda de su vocación discipular, misionera y profética. “La misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones” (San Juan Pablo II, Redemptoris misio, n. 2). Aportemos, pues, lo mejor de nosotros mismos para mejorar la situación en favor del bien común. Nuestra vocación misionera tiene validez permanente y reclama de los discípulos de Jesús disponibilidad y renovada pasión por el Reino. Veamos cada situación como una nueva oportunidad para el evangelio y la evangelización. El amor es y sigue siendo la fuerza de la misión y es también el único criterio de nuestra actuación, el principio que debe dirigir toda acción y el fin al que debe tender.  De este modo podemos llevar el Evangelio a todos, con la santidad de la vida y las buenas obras.

Quiero agradecer a cada uno de vosotros su dedicación, su entrega, su actividad, su vocación, su presencia en momentos tan complicados con imaginación y el testimonio cristiano sencillo y alegre, con vuestra competencia, disponibilidad y caridad habitual.

Espero que encontréis en la comunicación acostumbrada a través de la Delegación Diocesana de Enseñanza los vínculos y apoyos necesarios para desempeñar vuestra tarea y expresar la comunión de la Iglesia.

Siempre os tengo presentes en mi oración. Os bendigo con afecto y gratitud.

 

+ Rafael, Obispo de Cádiz y Ceuta

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