El marco los comportamientos morales

Juan Luis Lorda

Los diez mandamientos

Madrid, Rialp, 2015

En esta ocasión me permito empezar el comentario exponiendo la conclusión a la que he llegado tras la atenta lectura de este breve y oportuno libro. Gracias a la claridad del lenguaje, al detallado tratamiento de unos asuntos importantes y a la habilidad con la que el autor conecta con la sensibilidad de lectores de diferentes creencias e, incluso, de agnósticos, su lectura, a mi juicio, puede ser útil para los agentes de pastoral si lo utilizan como un instrumento adecuado para la preparación de tareas pre-evangelizadoras, evangelizadoras, catequéticas e, incluso, para la elaboración de homilías litúrgicas. Tengamos en cuenta que las ideas y, sobre todo, el lenguaje proceden de los esquemas que el autor -profesor de Teología Dogmática y de Antropología Cristiana en la Universidad de Navarra- utilizó en la emisión de un programa emitido, durante varios años, en Radio Nacional de España, titulado “Alborada”.

Tras recordar que los Diez Mandamientos escritos en la Biblia Hebrea 700 años antes de Cristo, en el libro del Éxodo, fueron ofrecidos por Jesús de Nazaret al joven que le preguntó sobre la manera de entrar en la Nueva Vida, explica con detalle cómo en la sociedad actual en la que tanta importancia alcanza la libertad y las libertades, los hombres y las mujeres, que se consideran “liberados de trabas antiguas”, aceptan de buen grado o a regañadientes una permanente multiplicación de normas legislativas: “Hay leyes estrictísimas sobre la fabricación, de cualquier producto, sobre la preparación de alimentos, sobre basuras y residuos, sobre la circulación de vehículos, salidas de humos, la reformas de cachadas, etc. Deberíamos, por lo tanto, reconocer que seguimos necesitando unas pautas claras y seguras que nos permitan vivir en paz con nosotros mismos y convivir en armonía con la naturaleza y con los demás miembros de la sociedad.

Explica cómo los Diez Mandamientos es un esquema general que nos sirve de marco en el que hemos de situar y apoyar nuestros comportamientos morales. Constituye una base sobre la que edificar esa serie de valores y de virtudes que hacen posible una vida verdaderamente humana. Es ahí donde se hunden las raíces del mensaje cristiano que, como es sabido, se resume en el amor a Dios, expresado y demostrado en el amor al prójimo y en el servicio a los más necesitados.

José Antonio Hernández Guerrero

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