La pareja imperfecta ¿Y si los defectos fuesen parte del amor?

Mariolina Ceriotti Migliarese

Madrid, Rialp, 2021

A pesar de que reconocemos que el enamoramiento es un estado emocional, normal, bueno e irreprimible de los seres humanos, y un proceso biológico, mental y emocional independiente en cierta medida de nuestra voluntad, y aunque es cierto que es un estado de ánimo tan potente que cambia o puede cambiar nuestra visión de las cosas y nuestra interpretación de los episodios más comunes, alterar nuestros propósitos iniciales, nuestros planes y nuestras vidas, la experiencia común nos muestra que la convivencia matrimonial es una tarea compleja que exige el cultivo de múltiples valores y el aprendizaje de destrezas psicológicas. No se trata, por lo tanto, sólo de buena voluntad sino también de la acertada siembra y el cuidado permanente de virtudes y el trabajo, a veces difícil, de dominar los impulsos originados en el fondo secreto de nuestros intereses egoístas o de nuestros cómodos hábitos.

Este libro, titulado La pareja imperfecta,  aborda de manera clara, rigurosa y amena las cuestiones más frecuentes e importantes que se plantean en las relaciones de parejas jóvenes y maduras, proporciona principios sólidos, criterios seguros y pautas claras para orientar y alentar la comunicación, para favorecer el entendimiento en las previsibles o imprevisibles situaciones conflictivas, para alimentar aquellas ascuas que, encendidas durante el proceso de enamoramiento, corren el riesgo de debilitarse.

Oportunas e importantes son, a mi juicio, las pistas que nos ofrece para interpretar y para valorar el origen de los desencuentros que dañan la relación y para recomponer una convivencia que puede seguir siendo provechosa y gratificante. Clarificador y oportuno, sin duda alguna, son las explicaciones sobre el sexo como senda para conocerse mutuamente, como una manera de dar al otro un acceso a la intimidad más profunda y como una generosa oferta que deja unas huellas que no se pueden borrar ni retirar, como “un gesto definitivo y comprometedor”. ¿Por qué? La autora nos responde de manera categórica: “Porque, también hoy, el hombre y la mujer perciben que el sexo no es, al fin y al cabo, algo banal. Para la mujer, sobre todo, acoger al hombre dentro de sí sigue conservando el sabor de un gesto definitivo, justificable por su relación con la presencia de un afecto auténtico”.

José Antonio Hernández Guerrero

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