Mes del Seminario: «En esta comunidad, Dios se hace presente en la caridad fraterna»

«Mucha gente se sorprende, porque sólo tengo 21 años, y me ven muy joven para el sacerdocio, además de que si les comento que ingresé a los 16 les parece una locura, sin embargo, me animan a seguir al Señor, me dan palabras de aliento de continuar haciendo la voluntad de Dios. 

Andrés Nogales, es seminarista del Seminario Redemptoris Mater de Cádiz, sintió la llamada en un retiro de comunidades neocatecumenales en enero de 2017. Su vida ha sido un cambio lento pero con detalles importantes: «Ha cambiado la manera de ver mis planes y mi vida en general, siempre había buscado hacer lo que yo quería, escaquearme de los trabajos. Tampoco tenía un horario ordenado para estudiar, pero dentro el seminario he visto el sentido del trabajo común no sólo en las tareas de la casa como el limpiar tu habitación, los platos, los baños, etc. sino también el compartir actividades de cualquier tipo con compañeros que te cuidan, te enseñan. Por ejemplo he aprendido con la ayuda de un compañero a escribir cartas de forma correcta o derribar muros y recoger escombros, dar ánimos para cuando no hay ganas de seguir trabajando, cosas que nunca habían pasado por mi cabeza. También mi manera de verme a mí mismo, ver que tengo debilidades y dificultades, como cualquier persona, pero que se puede trabajar en ellas para mejorar, además de reconocerlas».

 

Discernimiento Vocacional

«Remar contra marea del pensamiento, pero especialmente de mi voluntad»

«En mi caso, está el pensamiento de hacer tu voluntad, darte el gusto de vivir mundanamente, siendo “felices”. Sin embargo, si continúas con ese combate tu solo no vencerás, y entonces pido ayuda al Señor, que actúa no en la imaginación, sino en la realidad, y pasa tu compañero de cuarto y te dice: “quillo que faltan 10 minutos para ir a rezar, ¡vamos!” Y ahí está, la mano de Dios que viene salvarte. Yo he vivido antes como propugna la sociedad, pero me encontrado muerto, terriblemente triste, porque todo era fingido, no era real; sin embargo, desde que me ofrecí para hacer la voluntad de Dios, mi vida a dado muchos giros. He cambiado de país, he estado en construcciones, en torneos de fútbol, he visitado lugares que nunca he pensado e incluso que nunca conocía, y ¿el resultado cuál es? Que Dios aparece y me hace feliz, porque en esos giros está Dios; entonces me doy cuenta que mi lucha interior de todos los días es para que Dios aparezca en mi vida y darme cuenta de que necesito la ayuda de Dios todos los días».

El Seminario

El joven seminarista describe el Seminario como «Una comunidad de hermanos. Cada uno de ellos es un mundo diferente, una realidad distinta, no sólo porque vengan de situaciones distintas como países o vidas, sino porque no son igual que tú. En esta comunidad, Dios se hace presente no sólo entre los chicos que van camino al discernimiento hacia el sacerdocio, sino que es una casa que te enseña a ser un adulto, que con la ayuda de la comunidad, te ayuda a hacerte un hombre con fe. Creo importante comprender que aquí uno empieza conocerse poco a poco y cada uno de nosotros conoce al otro, pero no lo deja a un lado; así Dios se hace presente en la caridad fraterna, que se expresa de maneras que nunca te imaginas o piensas, pues cada uno la expresa a su manera que te ayuda a crecer como persona, a darte cuenta que es importante ser responsable, primeramente de tu vida, a cuidarte, para luego cuidar a los demás».

Su familia

Su familia siempre le animó a entrar al Seminario. Siempre estuvo ilusionada porque sabían que el Señor estaba llamando a Andrés, él aún no se explica cómo lo sabían, pero veían en Andrés la vocación al sacerdocio.

Su relación con Dios

«Dios me habla de maneras distintas durante el día, por ello intento estar atento a todo lo que me pasa, para saber qué es lo que Dios me dice con los acontecimientos. Durante el rezo comunitario, Él me habla con los salmos de cada hora, yo intento entablar comunicación con Él en cada respuesta de asamblea, como una conversación. En la Eucaristía, estoy atento a las lecturas porque Dios habla por medio de la Escritura, también en la homilía. Muchas veces me ha hablado por medio de las experiencias de un hermano del seminario o en la comunidad Neocatecumenal que frecuento, pero por lo general, me habla en los acontecimientos de todos los días, me doy cuenta porque muchas veces son acontecimientos que parecen “coincidencias” o casualidades del destino, pero me parece demasiado extraño que sean tan claras y tantas a la vez, si pasan es porque Dios quiere, y Dios actúa en mi vida».

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