Mons. Zornoza presidió la función votiva a la Virgen de la Palma por el 1 de noviembre

Desde 1756 se viene haciendo de forma ininterrumpida, siendo uno de los días más señalados en el calendario de la ciudad, y sin duda el más celebrado en el barrio gaditano de la Viña. Fue el 1 de noviembre de 1755 cuando se sintió un fuerte terremoto en la ciudad y que dio paso a un maremoto que amenazaba Cádiz. Los sacerdotes que celebraban la misa en la Iglesia de la Palma, tomando el simpecado de la Virgen y la cruz, salieron al encuentro de las olas, al grito de «¡Hasta aquí Madre mía y no más!».

De esta manera, un año más, la jornada de recuerdo del maremoto de 1755 y la intercesión de la Virgen comenzó a las 9.00 horas, con la celebración de la Santa Misa en la Iglesia de la Palma. A continuación tuvo lugar el Rosario de Penitencia hasta las murallas de La Caleta y la bendición del mar. Presidida por el obispo diocesano, Mons. Rafael Zornoza Boy, a mediodía tuvo lugar la celebración de la Solemne Función Votiva en Acción de Gracias por el 267 aniversario del milagro del maremoto.

Además, en esta edición, tras la misa, la Junta de Andalucía hizo entrega, a manos de la delegada del Gobierno e la Junta, Mercedes Colombo, a la Archicofradía de la Palma de la resolución de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico por la que se inscribe en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz (CGPHA), como Bien de Interés Cultural, con la tipología de Actividad de Interés Etnológico, la “Conmemoración del maremoto de 1755 por la Hermandad de la Palma de Cádiz”. Una actividad ritual que se practica en torno al Rosario y procesión de la Virgen de la Palma en el barrio de La Viña y que “constituye en sí misma un fenómeno que presenta relevantes valores patrimoniales”.

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