«El voluntariado es algo que te engancha y una manera de cumplir los valores cristianos»

En la campaña del Día de la Iglesia Diocesana de este año se nos recalca lo importante que es para el desarrollo de la Iglesia que haya personas que dediquen su tiempo y sus cualidades, además de, por su puesto, su oración y su apoyo económico. Por poner uno de los muchos ejemplos que tenemos en nuestra diócesis de personas que dedican su tiempo y sus cualidades de manera desinteresada, en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Algeciras existe un grupo de voluntarios que atiende a los migrantes que llegan a nuestra tierra en busca de ayuda. Es el caso de Patricia Cuenca, profesora de Lengua en un instituto y que enseña español a los migrantes de la parroquia.

Todo surgió un día en el que Patricia acudía a misa a la parroquia y tras la eucaristía pidieron voluntarios para atender a los migrantes que necesitaban aprender español. Ella no se lo pensó y esa misma semana se presentó como voluntaria. Desde entonces, Patricia lleva un año enseñando nuestro idioma a los migrantes de la parroquia una vez a la semana por las tardes, junto a otra compañera que las imparte en horario de mañana.

Las clases se imparten en grupos reducidos de unas doce personas de distintas nacionalidades y niveles. Las clases se adaptan a las necesidades de cada uno de ellos, con la finalidad de que puedan comunicarse mejor y desenvolverse en nuestra sociedad.

Patricia reconoce que «el voluntariado es algo que engancha». «Es una satisfacción a nivel personal, donde puedes aportar tu grano de arena y cumples con los valores cristianos». Por otro lado, Patricia asegura lo agradecidas que son las personas migrantes. «Ellos aprenden y te lo agradecen infinitamente. Lo poco que puedan aprender o sacar de cada clase ellos te lo agradecen. Si los ves por la calle se paran contigo, te presentan a sus familias, les explican quién eres… y eso te llena de orgullo y de felicidad porque realmente ves que estás haciendo algo que es útil».

A veces nos quejamos de no tener tiempo en nuestras vidas para atender otros asuntos. Patricia es una muestra de que siendo mujer trabajadora y con hijos, se puede sacar tiempo para colaborar con la Iglesia. Además de atender a los migrantes, Patricia también es catequista de niños pequeños en la parroquia. «Muchas veces es cuestión de plantearnos cuáles son nuestras prioridades. A veces priorizamos nuestra comodidad y no nos fijamos en las necesidades que otras personas puedan tener. Es cuestión de organizarse y de buscar ese hueco, que luego se convierte en una prioridad, porque haces algo que te gusta y no te cuesta. Al final ese ratito que dedicas a la parroquia te aporta más que otras cosas».

Obviamente, una de las cualidades de Patricia es se le da muy bien la enseñanza de los idiomas y por eso esta ofreciendo ese servicio a la Iglesia, pero puede haber otras personas que tengan otras cualidades que también puedan ofrecer, por ejemplo una persona que sea muy «manitas» y pueda ayudar a reparar algo en la parroquia.  En este sentido, Patricia Cuenca anima a todos aquellos que se estén planteando colaborar que lo hagan y que lo hagan cuanto antes mejor. «Que vayan ya y ofrezcan su ayuda. Muchas parroquias, a lo mejor, no se atreven a pedir más para no ser pesados, porque pueda parecer que están todo el día pidiendo, y realmente hay mucha gente que podría ofrecer su ayuda y no lo hace porque o no lo sabe, o se cree que no puede ayudar en nada, y nuestras parroquias necesitan miles de manos que puedan aportar».

Patricia Cuenca no es un caso aislado, es uno de los muchos ejemplos que existen en nuestra diócesis de personas que logran una parroquia viva, apasionada por Jesucristo y entregada a los demás. Un ejemplo de las muchas formas que hay de colaborar con tu parroquia: con tu oración, con tu tiempo, con tus cualidades y con tu apoyo económico. Por eso, Patricia GRACIAS POR TANTO.

 

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