“Estamos llamados a vivir y trabajar para que Cristo sea conocido y amado”

Mons. D. Rafael Zornoza ha dirigido una Carta Pastoral a todos los fieles diocesanos de Cádiz y Ceuta para este año 2019 – 2020. En ella, además de repasar las fechas sobresalientes que nos esperan en la Iglesia en este curso, recoge los objetivos para la comunidad diocesana en los próximos meses.

El Obispo de Cádiz y Ceuta ha querido, como todos los años, dirigir una carta pastoral a todos los fieles de las diócesis de Cádiz y Ceuta,que comienza con una llamada a la comunión eclesial, viviendo la Iglesia “como un misterio de comunión para la misión”. En este sentido, destaca que “es imprescindible hacer siempre el discernimiento evangélico para responder como discípulos del Señor en su Iglesia, sin apropiarnos de ella ni proyectar nuestros criterios, viciados frecuentemente por la visión mundana de las cosas, ni mimetizar los comportamientos sociales y políticos que nos invaden, haciéndonos creer que son la única forma de vivir y de actuar”. Asimismo, señala que “no hay progreso ni se resuelven los problemas sin verdadera vigilancia y conversión interior” y realiza una llamada a recuperar el primado de la evangelización, que da sentido a la vida de la Iglesia.

Entre los acontecimientos eclesiales que nos esperan, el prelado destaca el Mes misionero extraordinario, convocado por el Papa Francisco y que consta de un amplio programa en nuestra diócesis que “quiere ser el inicio de una aventura de fe, de oración, de reflexión y de caridad, que ha de dar mucho fruto”  y “nos da la oportunidad de fortalecer el trabajo misionero que se realiza en los países llamados de misión, sino que nos estimula y anima a ser nosotros mismos enviados del Señor para transmitir la alegría de creer, con palabras y obras”.

Otro de los hitos que vivirá la Iglesia española próximamente es el Congreso Nacional de Laicos “Pueblo de Dios en Salida”, en el que la delegación de Apostolado Seglar viene trabajando hace meses con “la primera reflexión por grupos en arciprestazgos, algunas parroquias, grupos apostólicos, etc. y se prolongará en el primer trimestre del curso, hasta finalizar con un encuentro de intercambio de experiencias y aportaciones, que han de ser enviadas a los organizadores del congreso nacional”. Este Congreso, destaca Mons. Zornoza “no es una meta, sino un punto de partida del que surgirán propuestas concretas y líneas de actuación para dinamizar el laicado en nuestra diócesis en los próximos años”.

El próximo año 2020, concluye además el plan Pastoral diocesanovigente por lo que el Obispo diocesano manifiesta, en esta carta, su deseo de que el trabajo y la reflexión llevadas a cabo en estos años y, especialmente en estos meses, ayuden a la delineación del próximo plan Pastoral.

En relación a los objetivos   de la pastoral para este curso, Mons. Zornoza anima a revisar “la vida de cada parroquia y arciprestazgo asentando las experiencias pastorales iniciadas o comenzando las que no se llegaron a comenzar, como, por ejemplo, los Oratorios Infantiles, el Catecumenado Diocesano de Adultos, las Cenas Alpha, la Asociación Juvenil Quercus para adolescentes y jóvenes, etc. Con la ayuda de las delegaciones diocesanas demos un impulso verdadero a la pastoral de la familia, juventud, catequesis, caridad, emigrantes, pastoral penitenciaria, pastoral de los enfermos… etc”.

La exhortación apostólica del Papa “Christus Vivit”,dirigida a los jóvenes tiene también un lugar destacado en esta Carta Pastoral, en la que el obispo de Cádiz y Ceuta señala que, en consonancia con lo que pide el Santo Padre a los jóvenes y a la Iglesia entera, “Las parroquias y las escuelas deben saber cómo ofrecer un lugar donde cada uno pueda sentirse como en casa, amado de forma gratuita y al mismo tiempo acompañado, guiado, incluso corregido, pero con el deseo de que cada uno llegue a dar su mejor fruto gracias a esta “casa”.

Mons. Zornoza no ha querido dejar pasar la ocasión de subrayar el trabajo de Cáritasy de la “Delegación de Migraciones y a la Fundación “Tierra de Todos”en su labor de acogida e integración que sostiene por encima de sus posibilidades, con la ayuda de tantos colaboradores y voluntarios”, que muestran el rostro caritativo y compasivo de la Iglesia y destaca además cómo esta caridad de Cristo se sustenta en la comunión eclesial, la humildad y la unidad: “estamos llamados a vivir y trabajar para que Cristo sea conocido y amado, como siempre lo hicieron nuestros mejores pastores en el pasado, los doctores y los santos, partiendo siempre de la fe”.

Como despedida, el Obispo de Cádiz y Ceuta subraya la necesidad de “ser Iglesia discípula y misionera, ser Iglesia del Espíritu –que es ser la única Iglesia posible, la única Iglesia de Jesucristo– es también evitar el riesgo de la autocomplacencia y la autorreferencialidad y el creerse que todo depende de programaciones, estrategias y voluntarismos solo humanos”.

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