Carta de Mons. Zornoza por la Jornada de la Vida Consagrada

Queridos consagrados, religiosos y religiosas de la diócesis de Cádiz y Ceuta:

Os saludo con gran afecto, cercanía y respeto acogiendo el eco del bien que realizáis en el servicio al Pueblo de Dios.

La fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo nos da la oportunidad de celebrar de nuevo la Jornada de la Vida Consagrada que San Juan Pablo II desde 1997 quiso que fuese celebrada en toda la Iglesia. La oblación del Hijo de Dios – simbolizada por su presentación en el Templo – es modelo para todo hombre y mujer que consagra totalmente su vida al Señor.

Con este motivo debemos ante todo alabar y dar gracias al Señor por el don de la vida consagrada y las maravillas que el Señor ha obrado en vosotros, al mismo tiempo que presentáis vuestras vidas ante el Pueblo de Dios, que ya os conoce y estima, para que ruegue al Señor por vuestra perseverancia y conceda a vuestros institutos y familias religiosas las anheladas vocaciones para que podáis seguir estando presentes en los apostolados y acciones caritativas propias de cada uno de vuestros carismas. Todos ellos son una riqueza inestimable con la que el Espíritu Santo ha enriquecido a su Iglesia y ha consolado al mundo necesitado. “Aunque por vuestra condición de religiosos vuestra disponibilidad os hace estar hoy aquí y mañana en otro lugar, quiero recordaros que, mientras residís en esta tierra, sois parte importante, más aún, imprescindible, de nuestra comunidad diocesana; tenéis la experiencia de que nuestros cristianos os han acogido con cariño, reconocen vuestra labor y en muchas ocasiones colaboran plenamente en las obras que lleváis adelante. Vuestra participación cada vez más integrada en la vida de la diócesis será siempre una oportunidad de crecimiento, de colaboración y de comunión, riqueza para vosotros y riqueza también para las personas a las que prestáis vuestro servicio.” (Carta a los religiosos y religiosas de la diócesis con motivo del Año de la Vida Consagrada, p. 4).

La vida consagrada expresa de modo “fuerte” el amor que atrae a Dios la vida de los hombres y la búsqueda del corazón de cada uno que necesita el amor de Dios. De este modo el Señor nos ha proporcionado en vuestras personas y obras un verdadero puente hacia Él y una llamada. Las personas consagradas están llamadas a ser testigos de esta misericordia del Señor, en la que el hombre encuentra su propia salvación. La vida consagrada no sólo ha desempeñado en el pasado un papel de ayuda y apoyo a la Iglesia, sino que es un don precioso y necesario también para el presente y el futuro del Pueblo de Dios, porque pertenece íntimamente a su vida, a su santidad y a su misión” (Vita Consecrata, 3).

Recordemos también a los siete conventos de clausura que, con su compromiso de estar siempre con el Señor intercediendo y ofreciéndose por el mundo y las necesidades de todos, siguen siendo un reclamo de la alegría de Dios que puede llenar plenamente el corazón en esta vida y por toda la eternidad. Cuidad, hermanas, vuestra vida oculta para seguir ofreciendo al mundo un oasis de contemplación y plegaria en medio de los desiertos del mundo contemporáneo.

Cuantos habéis abrazado la vida consagrada reavivad vuestro impulso de entrega en la experiencia de los consejos evangélicos. Renovad hoy vuestra entrega superando el cansancio de las pruebas o, en algunos casos, de la edad. Cuidad siempre volver al primer amor y a vuestro testimonio de entrega, ofreciendo de nuevo el regalo de la actividad apostólica, la enseñanza, la promoción de la caridad o de la cultura. Vuestra presencia junto a los pobres, las familias, los jóvenes o niños y los ancianos, cerca de los enfermos y las personas solas son como una continuación de la presencia de Jesús que pasó haciendo el bien a todos (cf. Hch 10,38).

En este tiempo en que la Iglesia quiere vivir más intensamente su vocación sinodal, que vuestra presencia sea siempre escuela de comunión, que es el mejor signo que podemos ofrecer hoy a la sociedad, con amor fraterno y un visible testimonio del amor de Dios que hace presente el Amor divino que esperamos gozar en la vida eterna.

Me alegra especialmente la decisión del equipo de CONFER diocesana de reflexionar en vuestras comunidades los temas que han sido propuestos. Las conclusiones y decisiones que llegarán de vuestras aportaciones impulsarán vuestra presencia y animarán acciones compartidas que os fortalecerán en la vivencia de la consagración, y ofrecerán mayores espacios de comunión y encuentro.

Ruego al Señor que vuestra vida esté marcada por la paz y la alegría, como os ha pedido el Papa Francisco, para “escuchar a Jesús en esta hora, y con Él y como Él, caminar hacia un nuevo modo de ser Iglesia que se deja transformar para servir como discípula, profeta y misionera”.

La Iglesia da gracias por vuestra fidelidad y vuestras vidas gastadas al servicio del Pueblo de Dios. No dejemos de invocar a vuestros santos fundadores que, fascinados por Cristo, entregaron sus vidas por el prójimo. El recuerdo de sus vidas son la estela que nos alienta a avanzar en la senda de la vida evangélica, que sigue llenando el corazón con la alegría que viene de Dios.

 

+ Rafael, Obispo de Cádiz y Ceuta

 

Día 2 de febrero de 2023, Fiesta de la Presentación del Señor

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