Manos Unidas denuncia la muerte de más de 8 millones de personas al año en el mundo a causa del hambre

La delegación de Manos Unidas Cádiz ha presentado esta mañana, en la sede del Obispado de Cádiz y Ceuta, la 64º edición de su campaña contra el hambre. Bajo el lema Frenar la desigualdad está en tus manos, la organización de la Iglesia en España para la cooperación al desarrollo en los lugares más empobrecidos y excluidos del planeta, denuncia que la brecha de desigualdad sigue creciendo en nuestro mundo.

El delegado de Manos Unidas Cádiz, Sebastián Fernández; el consiliario de la delegación en Cádiz, P. José María Bravo; y el sacerdote y misionero durante 17 años en África, P. Alejandro Rodríguez, han dado cuenta del último informe publicado por la ONG.

Así, los beneficios de la globalización han marcado un panorama profundamente desigual, enriqueciendo de manera exorbitada a una parte pequeña de la población, mientras cientos de millones de personas siguen siendo extremadamente pobres. El 1 % más rico acumula casi el 50 % de toda la riqueza global, mientras el 50 % más pobre apenas posee el 1,5 % de la riqueza total.

Más de una cuarta parte de los trabajadores del Sur son pobres, siendo sus salarios insuficientes para cubrir sus necesidades básicas y las de sus familias.

Todavía hay 828 millones de hambrientos y se estima que cada cuatro segundos muere una persona por esta causa, siendo 8,7 millones de personas las que mueren de hambre al año, 24.000 al día. De ellas, 2,7 millones son niños y niñas. Y unas 570 millones de mujeres de entre 15 y 45 años sufren anemia.

El padre Alejandro Rodríguez ha asegurado que esta es “una realidad cruel que afecta a la mayor parte de la humanidad. ¿Por qué no se acaba con el hambre? ¿Por qué el hambre no pasa a ser un problema prioritario para la humanidad y no se adoptan las medidas adecuadas? Si existe el hambre es porque genera riqueza para una pequeña parte de la humanidad. El hambre es un negocio, el hambre es rentable para unos pocos”.

Por otro lado, el misionero ha explicado que “la ayuda permanente genera dependencia y esclavitud. Lo que hace falta es creer en el ser humano y creer en la fuerza de los pobres. No hay ningún país pobre porque lo que genera riqueza es la gente”.

Cerca del 50% de las personas que pasan hambre en el Sur pertenecen a familias agricultoras rurales que, trabajando en explotaciones de menos de dos hectáreas, producen en torno al 35% de los alimentos que se consumen a nivel mundial, y hasta el 80% en continentes como África o gran parte de Asia.

De esta manera, Manos Unidas demanda en su campaña de este año que se limen las desigualdades que atentan contra la dignidad humana; impiden que cada persona pueda vivir con las necesidades básicas cubiertas y con sus derechos fundamentales garantizados y son contrarias a las más hondas convicciones creyentes. Que se impulse un desarrollo inclusivo y respetuoso con el medioambiente. Se favorezca el papel del trabajo como vía de desarrollo personal y familiar. Y el trabajo digno para dignificar la vida de los trabajadores y acabar con la discriminación laboral de las mujeres. Y que se pongan en marcha las políticas públicas de inserción, fundamentadas en una fiscalidad justa, y se promueva la participación y la democracia.

Para ello la ONG de la Iglesia propone que institucionalmente se fomente el trabajo digno, en el que se respeten los derechos de los trabajadores, de manera especial, el derecho a un salario justo. Se garantice la protección social de los trabajadores, por parte de los organismos del Estado y que exista un diálogo social tutelado por el Estado de derecho. Que se apoye a los agricultores de explotaciones familiares en el Sur, permitiéndoles disponer de su tierra, su agua y sus semillas y facilitando su acceso a los mercados locales. Que se empodere a las mujeres y a las niñas en el Sur para que la pobreza y el hambre dejen de tener rostro de mujer. Y se multipliquen los esfuerzos por potenciar el derecho a la educación y la salud de las comunidades más empobrecidas, sobre todo en el mundo rural.

Manos Unidas inicia este año 2023 un quinquenio en el que renovará su compromiso de seguir luchando por la dignidad de todas las personas y liberar a la humanidad de la pobreza, del hambre y de la desigualdad, en el marco de la Agenda 2030 y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Actos de la Campaña de Manos Unidas en nuestra diócesis

Durante toda esta semana la delegación de Manos Unidas Cádiz está desarrollando una serie de acciones para difundir el contenido de la campaña. Además del testimonio y la experiencia misionera del padre Alejandro Rodríguez en distintos medios de comunicación de la provincia y parroquias de la diócesis, el miércoles 8 de febrero, a las 20.00 horas, la Parroquia el Buen Pastor de San Fernando acogerá un momento de oración y adoración. El viernes, 10 de febrero, a las 20.30 horas, en la Parroquia de San José de Barbate, se celebrará la cena del hambre. Igualmente, a las 20.45, en la Parroquia de San Marcos de San Fernando, se celebrará la cena del hambre, con una temática de Honduras.

El compromiso de Manos Unidas con los más pobres 

Desde hace décadas, Manos Unidas tiene un compromiso histórico con la fragilidad del ser humano, y de manera especial con la fragilidad de aquellas poblaciones que sufren de forma más severa las consecuencias de la desigualdad. Por eso en este año -de la mano de la Doctrina Social de la Iglesia y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible- se han propuesto como institución plantarle cara a esa lacra desde ámbitos concretos muy significativos en las comunidades del Sur: pobreza y hambre, trabajo digno, pequeños agricultores, perspectiva de género, derecho a la educación y a la salud.

Manos Unidas lleva 64 años luchando contra el hambre, la miseria y las causas que las provocan.

Más del 95% de las personas que trabajan en Manos Unidas son voluntarias. El 90% de los ingresos van destinados a proyectos de la organización. Se han destinado 33 millones de euros a luchar contra el hambre, la pobreza y la desigualdad en África, América y Asia. Más de 1,5 millones personas han mejorado sus condiciones de vida gracias a su apoyo.

Por todo ello, Manos Unidas sigue necesitando donaciones y personas voluntarias que colaboren en las distintas delegaciones. Además, de los primeros 150 euros donados se puede deducir el 80%.

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